La esterilidad femenina es la incapacidad de la mujer para concebir. La infertilidad en la mujer puede deberse a múltiples causas, por lo que es necesario hacer un estudio de fertilidad para determinar el tratamiento a seguir. Generalmente, no se presentan síntomas y la mujer desconoce la existencia del problema hasta que acude a consulta médica por no lograr un embarazo.
Aunque la esterilidad y la infertilidad se utilicen coloquialmente como sinónimos, es importante tener en cuenta que no lo son. Una mujer estéril no puede tener un embarazo al no ser posibles la fecundación o la implantación embrionaria. En cambio, una mujer infértil es aquella que puede tener un embarazo, pero éste no llega a término.
A continuación tienes un índice con todos los puntos que vamos a tratar en este artículo.
Los problemas de esterilidad pueden ser de distintos tipos. Así, en función de si existe o no posibilidad de cura o tratamiento encontramos:
Por otro lado, si la mujer ha conseguido o no previamente un embarazo se pueden distinguir otros dos tipos:
Asimismo, podemos distinguir entre la esterilidad involuntaria y la voluntaria:
En este artículo hablaremos sobre la esterilidad involuntaria en aquellas mujeres que quieren tener un bebé, pero no lo consiguen por diferentes razones. Además, existen casos en los que no se detecta ninguna causa aparente que explique la infertilidad femenina y/o pareja, lo que se conoce como esterilidad de origen desconocido.
El primer signo de esterilidad en la pareja (si la hay) es haber mantenido relaciones sexuales sin utilizar anticonceptivos durante un año y que no se consiga un embarazo. En caso de que esto ocurra, se debe acudir a un especialista en fertilidad para que haga una serie de pruebas a ambos miembros de la pareja.
En cuanto a la esterilidad femenina, generalmente ésta no suele manifestarse de ninguna forma. La mujer no notará ningún síntoma y no será consciente del problema hasta que acude a una revisión ginecológica o a consulta por problemas de fertilidad.
Sin embargo, en ocasiones pueden aparecer molestias o indicios que hagan sospechar al médico de alguna patología, como dolor, malestar, alteraciones menstruales e incluso fiebre. Ante cualquier molestia o signo de alteración se debe consultar con un médico, pero es fundamental que la mujer acuda a revisiones ginecológicas periódicas para garantizar su salud y bienestar.
Los principales motivos por los que una mujer tiene problemas de fertilidad son los siguientes:
La esterilidad femenina puede aparecer por una de estas alteraciones o por combinación de varias.
Actualmente, la causa más frecuentes de esterilidad femenina es la edad materna avanzada. Por encima de los 35-37 años, tanto la cantidad como la calidad de los óvulos (reserva ovárica) es muy baja y, por ello, se ve reducida drásticamente la posibilidad de embarazo.
A continuación, se detalla cada una de las causas de infertilidad en la mujer.
Las hormonas que se encargan del funcionamiento normal del ovario son la GnRH (gonadotropina coriónica humana), la FSH (hormona folioculoestimulante), la LH (hormona luteinizante), la progesterona y el estradiol.
Cualquier alteración en alguna de estas hormonas que controlan el ciclo ovárico de la mujer puede conducir a un fallo en la maduración de los óvulos o a problemas de ovulación. En caso de que el problema hormonal persista en el tiempo, es decir, no sea una alteración puntual, puede derivar en esterilidad femenina.
Al estar alterado el ciclo menstrual, los problemas de ovulación suelen estar asociados a alteraciones en la menstruación o amenorrea (ausencia de menstruación). Esto hace que la mujer sospeche de que existe algún problema con su regla y acuda a consulta. Sin embargo, algunas patologías, como el fallo ovárico oculto, aparecen sin problemas menstruales asociados.
Entre los factores que pueden causar alteraciones en la ovulación en la mujer están los siguientes:
Por todo ello, si la mujer tiene una alteración hormonal que impida la ovulación o le cause alteraciones menstruales, no quedará embarazada pese a que mantenga relaciones sexuales en sus días fértiles.
El cérvix o cuello del útero es la estructura anatómica que conecta la vagina con el útero, por lo que los espermatozoides deben ser capaces de atravesarla en su camino hacia el óvulo. En caso de que exista alguna formación anormal, como pólipos o miomas, el conducto puede estar obstruido y éstos pueden tener dificultades para atravesarlo.
Asimismo, es importante que el moco cervical tenga la estructura y consistencia adecuadas, ya que sirve como barrera de selección que solo permite el paso de los mejores espermatozoides. El moco cervical debe ser elástico y resbaladizo, similar a la clara de huevo.
Por otro lado, las bacterias y microorganismos patógenos pueden provocar infecciones, cambios de pH e inflamación, lo cual puede impedir el ascenso de los espermatozoides. Todos estos problemas comentados anteriormente causarían infertilidad femenina por factor cervical.
En las trompas de Falopio es donde ocurre la fecundación. Por tanto, las trompas de Falopio tienen que tener estructura adecuada y ser permeables, es decir, que dejen pasar fluido a su través. De este modo, los espermatozoides podrán llegar hasta el óvulo y, una vez fecundado, el embrión podrá viajar hasta el útero.
Para que pueda ocurrir un embarazo natural es imprescindible que al menos una de las dos trompas sea permeable. Si ambas trompas están obstruidas la mujer presentará esterilidad.
Los problemas en las trompas pueden ser debidos a infecciones, endometriosis, malformaciones, enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), salpingitis o hidrosalpinx, entre otros.
Para más información sobre los problemas obstructivos en las trompas de Falopio consulta este enlace: Obstrucción de trompas de Falopio.
El endometrio, la capa que recubre el interior del útero, es el lugar donde va a tener lugar la implantación del embrión. Por lo tanto, debe estar en condiciones óptimas para que el embrión pueda adherirse y continuar su desarrollo. La formación de pólipos y miomas puede dificultar o imposibilitar la implantación, causando esterilidad femenina.
Asimismo, una infección por Clamidia o Mycoplasma, entre otros microorganismos, puede producir esterilidad si llega a provocar una endometritis, es decir, la inflamación del endometrio.
La presencia de enfermedades uterinas también puede impedir o dificultar el embarazo. No todas las alteraciones en el desarrollo del útero causan esterilidad: dependerá de cómo limite el crecimiento fetal en el embarazo y de si afecta a la implantación.
La alteración anatómica con mayor riesgo de aborto y también la más frecuente es el útero septo, en la cual el útero está divido en dos por un tabique o septo. Sin embargo, ésta y otras anomalías pueden operarse para mejorar la fertilidad femenina y disminuir el riesgo de aborto.
Además de las mencionadas hasta ahora, existen otros motivos femeninos por los que puede ser más complicado conseguir el embarazo. A continuación, se enumeran algunos de ellos:
Como se puede observar, son muchas las causas de infertilidad en la mujer, pero cada día se descubren otras nuevas gracias a los avances en la investigación. Esto permitirá establecer nuevos tratamientos y mejorar la probabilidad de embarazo en las mujeres.
Para poder determinar cuál es la causa de infertilidad o esterilidad es necesario hacer una serie de pruebas tanto al hombre como a la mujer. El estudio de esterilidad femenino consta principalmente de tres apartados:
Existen pruebas adicionales que pueden hacerse a la mujer si los resultados de alguna de las tres mencionadas están alterados, ha habido varios abortos o se sospecha de alguna patología. Si quieres saber más sobre las pruebas de fertilidad femenina te recomendamos este enlace: ¿En qué consisten las pruebas de fertilidad femenina?
El procedimiento a seguir dependerá de la causa de esterilidad, por lo que un buen diagnóstico es fundamental.
Si el problema es hormonal puede ser suficiente con medicación para restablecer la fertilidad. Sin embargo, si existen crecimientos anormales en el útero, malformaciones uterinas o alteraciones en las trompas, puede ser necesaria la intervención quirúrgica para solucionar el problema. El médico deberá valorar la situación concreta.
En caso de que este tipo de tratamientos no sea posible o siga sin conseguirse el embarazo natural, puede recurrirse a la reproducción asistida. Si la reserva ovárica es buena y al menos una de las trompas es permeable, podría hacerse una inseminación artificial (IA).
Sin embargo, si la reserva ovárica es baja, ambas trompas son impermeables o existe alguna alteración mayor, podría iniciarse un tratamiento de fecundación in vitro (FIV).
Cuando los óvulos de la mujer no son de buena calidad, son escasos y no se consigue el embarazo tras varios intentos de FIV, puede plantearse la opción de hacer un tratamiento de ovodonación. Se trata de una opción reproductiva con altas tasas de embarazo, pero tiene el inconveniente de tener que renunciar a la carga genética de la mujer y su elevado coste.
En caso de que la mujer presente fallos de implantación o abortos recurrentes, por ejemplo, se recomienda hacer una FIV con DGP o utilizar tratamientos adicionales.
Dependiendo de cuál sea la causa, el problema de fertilidad puede tener solución o no. Aún así, en la mayoría de los casos, aunque no sea posible el embarazo natural, las técnicas de reproducción asistida permiten tener descendencia.
El aborto espontáneo puede ser la consecuencia de un problema de fertilidad. En el caso de un aborto inducido, si se hace de forma quirúrgica podrían dañarse las estructuras reproductivas femeninas, causando hemorragias e incluso esterilidad. Esto puede ocurrir en casos raros en los que el útero se desgarra o perfora, se daña el cuello del útero o en casos en los que aparece pus en la región abdominal como consecuencia de la operación.
Las infecciones de transmisión sexual (ETS) como la gonorrea pueden afectar a la fertilidad de la mujer. La gonorrea, causada por la bacteria Neisseria gonorrhoeae o gonococo, afecta habitualmente al cuello del útero de la mujer.
Si la infección no se trata adecuadamente y asciende por el tracto genital femenino, puede dañar el útero e incluso las trompas causando enfermedad inflamatoria pélvica (EIP), una enfermedad asociada a los problemas de fertilidad y los embarazos ectópicos.
Una de las principales causas de infertilidad femenina es la edad avanzada. Te invitamos a seguir leyendo el siguiente artículo para tener toda la información detallada: ¿Cuál es la mejor edad para ser madre?
Por otro lado, si no se logra el embarazo porque la mujer tiene baja reserva ovárica, una alternativa sería recurrir a la ovodonación. Si deseas obtener más información sobre esta opción reproductiva, te recomendamos visitar el siguiente artículo: ¿Cómo es la FIV con ovodonación y cuáles son los pasos para las receptoras?
Hacemos un gran esfuerzo para ofrecerte información de máxima calidad.
🙏 Por favor, comparte este artículo si te ha gustado. 💜💜 ¡Nos ayudas a seguir!
Al-Badawi IA, Fluker MR, Bebbington MW. Diagnostic laparoscopy in infertile women with normal hysterosalpingograms. J Reprod Med 1999; 44:953-7.
Brodin T, Hadziosmanovic N, Berglund L, Olovsson M, Holte J. Antimüllerian Hormone Levels Are Strongly Associated With Live-Birth Rates After Assisted Reproduction. J Clin Endocrinol Metab. March 2013, 98(3):1107–1114 (Ver)
Carvajal R, Alba J, Cortínez A, Carvajal A, Miranda C, Romero C, Vantman D. Niveles de hormona antimüllerina y factor neurotrófico derivado del cerebro como predictores de función ovárica. Rev Hosp Clín Univ Chile 2012; 23: 159-67 (Ver)
Celik H, Bıldırcın D, Güven D, Cetinkaya MB, Alper T, Batuoğlu S. Random anti-Müllerian hormone predicts ovarian response in women with high baseline follicle-stimulating hormone levels Anti-Müllerian hormone in poor responders in assisted reproductive treatment. J Assist Reprod Genet, 2012; 29:797–802 (Ver)
Guzman L, Ortega-Hrepich C, Polyzos NP, Anckaert E, Verheyen G, Coucke W, Devroey P, Tournaye H, Smitz J, De Vos M. A prediction model to select PCOS patients suitable for IVM treatment based on anti-Müllerian hormone and antral follicle count. Human Reproduction, 2013, 28 (5): 1261–1266 (Ver)
Romero Guadix B, Martínez Navarro L, Arribas Mir L. Esterilidad: manejo desde la consulta del médico de familia. AMF. 2002; 8 (6): 304-311 (Ver)