En la actualidad, la reproducción humana abarca un área muy importante en todas las religiones y se encuentra muy influenciada por el punto de vista que cada una de ellas posee ante la vida matrimonial, la fidelidad entre marido y mujer, las responsabilidades de ambos sexos, la crianza y la educación de la descendencia, el rol de la mujer en la sociedad, etc.
Cada religión cuenta con un código moral propio en lo que se refiere al ejercicio de la sexualidad y la formación de la familia, y puede asimismo influir en la capacidad para tomar decisiones reproductivas de cada uno de sus adherentes.
El auge de la reproducción asistida en los últimos años gira en torno a un amplio debate a nivel religioso debido al peso que la religión tiene entre la ciudadanía de cada país y el hecho de que técnicas como la fecundación in vitro (FIV) y la inseminación artificial (IA), junto con el uso de gametos de donante, no siempre son aceptadas de buen grado.
Iglesia católica
La Iglesia católica se opone a las distintas técnicas de reproducción asistida por tratarse de tratamientos de fertilidad que conllevan la manipulación artificial de gametos y ser una forma antinatural de concepción.
Toda fecundación que no se lleve a cabo mediante el acto sexual en matrimonio equivale a un modo no humano de concebir. El hecho de encontrarse en matrimonio no confiere a los cónyuges el derecho a tener un hijo, sino únicamente a llevar a cabo los actos naturales a través de los cuales se puede llegar a la procreación.
Se considera moralmente ilícita la técnica de la donación de semen: el hecho de que una mujer casada sea fecundada con el esperma de un hombre distinto a su marido contraviene los principios morales del catolicismo.
Los católicos se oponen a que una mujer que se encuentra fuera del matrimonio sea quien geste al bebé para otra pareja mediante la gestación subrogada. El hecho de que el hijo concebido no sea portador del material genético de ambos padres está considerado una desviación de la voluntad de Dios y, por tanto, un pecado.
De acuerdo con la Santa Sede, si Dios no ha otorgado al matrimonio la capacidad de tener hijos, esto se debe a alguna razón concreta. La creación de una nueva vida está únicamente en sus manos y, aun si se recurre a la reproducción asistida, el éxito del tratamiento y consiguiente embarazo siguen dependiendo de él.
También la congelación de embriones es un método de reproducción que se opone a los principios de la Iglesia, ya que ésta se considera otra manera de acceder al aborto.
Algunos seguidores de la religión católica tienen un punto de vista bioético distinto respecto a la adopción de embriones. Hablamos de la llamada adopción prenatal, una alternativa que supone la posibilidad de darles una vida a los embriones sobrantes de un tratamiento de reproducción asistida. A su parecer, se trata de seres humanos de pleno derecho a pesar de haber sido concebidos de una forma moralmente inaceptable para la Iglesia.
Islamismo
La Sharia o derecho islámico ve la reproducción asistida moralmente aceptable siempre y cuando ésta se lleve a cabo entre los cónyuges legítimos, ya que el principal objetivo del matrimonio es asegurar la descendencia. Esto quiere decir que técnicas como la inseminación artificial conyugal y la fecundación in vitro con gametos propios están permitidas.
En cambio, la donación de óvulos y la donación de semen no se aceptan porque se considera que mezclan distintos linajes, es decir, se utilizan gametos de dos individuos que no están casados, lo que a ojos del islamismo es otra forma de adulterio. Por ello, técnicas como la FIV se aceptan únicamente si tanto óvulos como espermatozoides han sido extraídos de cada uno de los miembros de la pareja.
El islam no reconoce la donación de esperma fuera del matrimonio ni acepta este tipo de tratamientos en mujeres solteras o parejas lesbianas. Como se ha mencionado anteriormente, el islam ordena ante todo la conservación de la línea genealógica.
El uso de esperma procedente de otro varón supondría una grave violación de la ley sagrada del islam. Si se emplea semen de otro hombre, se perdería el árbol genealógico, algo que desobedecería los principios islámicos de pureza y solidez. Esto también se aplica en el caso de la ovodonación.
Está prohibido que se produzca la fecundación entre el semen del esposo y el óvulo de otra mujer que no sea su cónyuge para introducir el embrión en el útero de la esposa. La subrogación también está prohibida siempre y cuando la "madre sustituta" sea una persona ajena a la pareja y el óvulo no provenga de la mujer casada.
En los países islámicos en los que se reconoce la poligamia, la maternidad subrogada se acepta si la gestante es la segunda esposa del marido que ha dado sus espermatozoides para la fecundación del óvulo proveniente de la primera esposa.
La selección de embriones mediante DGP se admite por indicación médica. Si bien la vida biológica tiene lugar desde la fecundación, el ser humano sólo surge cuando Dios infunde el alma en el cuerpo, algo que sucede entre los 40 y los 120 días tras la fecundación. En este periodo, los progenitores pueden autorizar la intervención del embrión si así lo desean.
Judaísmo
A nivel general, podemos afirmar que la reproducción asistida está aceptada en el judaísmo, donde las leyes fundamentales se recopilan en el Halajá o sistema jurídico judío. De acuerdo con el primer mandamiento de la Torá, según el cual los humanos deben "crecer y reproducirse" ante todo, la procreación es un valor primordial para el pueblo judío.
Los avances científicos en materia de reproducción humana asistida son una forma de complementar la intervención divina en la creación de una nueva vida y solventar los posibles problemas que la naturaleza pueda plantear. Puesto que el hombre es el socio de Dios en la Tierra, es su deber hacer todo lo posible por mejorar el mundo y asegurar la continuación de la humanidad.
El principal debate entre las autoridades rabínicas gira en torno a la utilización de terceros en la donación de semen. Mientras que tanto el judaísmo conservador como el judaísmo reformista aceptan el uso de semen de un donante anónimo, en el judaísmo ortodoxo la mayoría de autoridades rabínicas rechazan esta vía de reproducción.
La congelación de esperma es otro punto polémico si su uso se extiende fuera de los límites del matrimonio. Así, la inseminación artificial de donante (IAD) está prohibida en el judaísmo, ya que se cree que el embarazo mediante la donación de semen acarrea una serie de problemas de identidad halájica y filiación.
En este sentido, existe la llamada "ley del vientre", según la cual la identidad judía solamente se transmite a través de la madre, por lo que no importa si el donante es judío o no.
Los embriones sobrantes de un tratamiento de reproducción asistida pueden ser destruidos si así lo desea la pareja que se ha sometido al tratamiento, dado que para las autoridades rabínicas el nuevo zigoto fertilizado fuera del útero materno no posee la condición de ser humano. Por esta razón, también se permite el aborto si la vida de la mujer está en peligro.
La gestación subrogada es rechazada por algunas autoridades rabínicas, no por razones relacionadas con el matrimonio o la filiación, sino por el hecho de que a la madre sustituta se le pague por "incubar" y dar a luz a un bebé de otra pareja.
Muchos rabinos critican la comercialización del cuerpo de la mujer y el proceso reproductivo en sí. Las posturas más feministas consideran la gestación subrogada como una forma de esclavitud al usar el vientre de una mujer para gestar al hijo de otra.
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Autor
Este artículo ha sido escrito y revisado por el equipo de Ovodonante.
Me gustaría saber qué dice la iglesia de las que son las donantes de óvulos .
Yo soy católica y llevo muy a rajatabla mi religión, que es la que me acompaña desde el nacimiento hasta el día de hoy. Tengo una hija que, por supuesto, está bautizada y pronto tomará la comunión y nosotros no contemplamos como una posibilidad el recurrir a la reproducción asistida si fuera necesario en un futuro. Ahora mismo mi marido trabaja mucho y no podemos ponernos manos a la obra, por lo que tendremos que esperar unos años y yo ya tengo 36… Si llegado el momento no fuera posible, nos resignaremos porque así es como lo dicta la ley de Dios.
Hola, gracias por tu comentario, quisiera q me contactaras, con mi esposo estamos tratando de ver otras alternativas porque no he podido quedar embarazada mil gracias